viernes, 8 de abril de 2011

Quién y por qué escucha mi mensaje

En una presentación oral, en primer lugar debemos captar el interés y la atención del auditorio para involucrarlos en el tema, ya que hablar a un público que no muestra interés es perder el tiempo. Si las personas asisten a la pre­sentación es porque esperan obtener algo del orador: aprender, conocer otros puntos de vista, pasar un rato agradable.
Es necesario preparar el discurso de acuerdo al público que se espera que asista, ya que un mismo tema puede ser tratado de manera diferente de acuerdo al auditorio que tengamos. Por otro lado, hasta el momento de la presentación no se tendrá una idea exacta del público asistente, sin embargo tendremos al­gunas nociones de acuerdo a la situación que se trate, no es lo mismo hablar en un congreso de recursos humanos que en una reunión con amigos. Un aspecto a tener en cuenta es si el auditorio será homogéneo como los empleados de una fábrica o heterogéneo como el público que mira Tinelli, ya que el discurso deberá ir dirigido a todos ellos. Es preciso no utilizar términos o expresiones que parte del público no conozca, o que no pueda entender.
Otro aspecto a tener en cuenta es el número previsto de asistentes ya que no es lo mismo dirigirse a diez que a trescientas personas, la cantidad de personas influirá en la capacidad de interactuar; de preguntar o debatir; en la necesidad o no de utilizar micrófono o en los posibles medios de apoyo como pizarra o proyectores.
También influirá en el discurso si el orador conoce al público, ya que si es así, esto podrá permitirle darle a su discurso un toque de mayor cercanía, más informal.
Por otra parte, es necesario lograr identificación con el auditorio y para saber su desempeño como orador, debe mirarlo, tal como dice Di Bartolo “el auditorio es un espejo del orador y eso se manifiesta en los sucesivos estados de ánimo, minuto tras minuto. Si usted quiere saber cómo se está desempeñando, sim­plemente observe a su auditorio”19.