Cuando preparamos o decimos un discurso hay tres momentos que no deben ser dejados de lado, ya que darán un orden a la presentación tanto a nosotros oradores, como al público que nos escucha; estos son: la introducción, el cuerpo y el final.
Por otro lado, no es lo mismo contar una historia que proponer un punto de vista o idea, por ello además de estos tres segmentos, el discurso debe organizarse en secuencias tomando como base diferentes estructuras discursivas. Estas estructuras son extraídas de los textos escritos y deben ser adaptadas a los discursos a través del uso de los componentes del discurso y el lenguaje corporal.
Cabe destacar, que una persona cuando tiene un esquema preparado se enfrenta con mucha más seguridad al público, evitando nervios o ansiedad.
En algunas intervenciones como en los debates es imprescindible el manejo de estas estructuras ya que además de su utilización se ponen en juego artificios estilísticos, rapidez mental, preparación, capacidad de argumentar y contraargumentar, manejo de la situación y del contrincante.
En este texto vamos a estudiar los tres momentos por los que debe transitar el discurso y la importancia de las estructuras narrativas y argumentativas para organizarlo.
Capacidad de asimilación del oyente
La capacidad que tiene el oyente para asimilar un discurso sigue siendo desde hace dos mil años la misma y su esquema puede encontrarse en cualquier texto escolar: introducción, núcleo, final. Además existe una distribución temporal en relación con la importancia de cada una de las partes del discurso (imagen 1).
Las tres partes tienen la misma importancia, pero a la parte central se le ha asignado mucho mayor tiempo ya que en ella se desarrolla el contenido específico del discurso. Por otro lado, al tener menor extensión y mayor impacto la parte introductoria y final deben estar especialmente preparadas. “Los oradores profesionales, políticos por ejemplo, cuidan sus frases introductorias y finales hasta en el más mínimo detalle, aprendiéndoselas, conscientes de la importancia psicológica que poseen”[1].
La introducción sirve para captar la atención de los oyentes, para atraerlos al tema que el orador plantea. Esto puede lograrse tanto a través de una broma como por medio de una referencia a un asunto de actualidad conocido por todos. El final tiene especial importancia, puede consistir en un resumen de los datos principales que permitan sacar conclusiones o llamar a cambiar el estado de las cosas.
Tal como dice Di Bartolo hay una regla infalible que tiene igualmente dos mil años de antigüedad:
Discurso mediocre + buen final = buen discurso
Buen discurso + mal final = mal discurso
PARTES DEL DISCURSO | IMPORTANCIA | ASIGNACIÓN DE TIEMPO |
Introducción | 1/3 | 1/10 |
Núcleo | 1/3 | 8/10 |
Final | 1/3 | 1/10 |
Imagen 1 - Partes del discurso y su importancia.