lunes, 7 de febrero de 2011

Los componentes del discurso oral



El discurso oral tiene una serie de componentes que lo hacen más o menos interesante, más o menos claro. Pensemos en algún discurso que nos haya emocionado, además del contenido, qué cosas nos llegaron. Ahora pensemos en un discurso muy aburrido, que nos haya provocado sueño y ganas de irnos.
En cada uno hay características diferentes en cuanto a velocidad, ritmo, volumen y proyección, intención y énfasis. A continuación se describirán los componentes del discurso.
 
 Velocidad y articulación
A la hora de expresarse oralmente cada persona tiene una velocidad para hablar que depende de la personalidad, lugar de procedencia, edad, entre otros. También los individuos tienen una determinada articulación correcta o incorrecta.
En el caso de los adolescentes hay una tendencia a hablar muy rápido y con deficiencias en la articulación, un ejemplo es que unen las sílabas provocando que entre las palabras no haya un silencio natural y que dos parezcan una, en vez de decir cómo andás dicen “moanda”. En algunos casos también debido a la rápida velocidad y a la mala articulación, no abren la boca lo suficiente y hay una perdida de claridad, un ejemplo es que no pronuncian la última letra de la palabra que puede ser una “s”, “r” o una vocal.
La velocidad con la que se dice el discurso también tiene que ver con los estados de ánimo, ya que no vamos a tener la misma velocidad para hablar cuando estamos aburridos que cuando estamos ansiosos por contarle a alguien algo importante que nos pasó.

Para ver un ejemplo de buena articulación, sigan este enlace del periodista de Clarin Gustavo Sierra:
http://www.youtube.com/watch?v=e885rfX4NBM&playnext=1&list=PL931CD4838C57D058

Ritmos y silencios
Pensemos en el discurso como en una melodía, para que sea interesante debe poseer distintos acordes, silencios y velocidades, si una melodía es monótona aburre. Pasa lo mismo con el discurso, si el orador habla siempre con el mismo ritmo y no deja silencios o deja muchos silencios, no marca transiciones cuando pasa de un momento a otro, el discurso se vuelve monótono y aburrido.
El interés que el discurso suscite tiene que ver con el contenido en sí, la elección del tema adecuado al público, con la velocidad, la entonación y sobretodo con los ritmos y silencios que el orador utilice.

Volumen
Las personas tienen un determinado volumen de acuerdo a características físicas, también de acuerdo a la situación, según sea intimidante o no. Por ejemplo, algunas personas en sus casas o con sus amigos hablan mucho, muy desinhibidas y en un volumen altísimo, ante situaciones que son incómodas bajan notablemente el volumen de la voz, aspecto fundamental para ser escuchado y entendidos por el auditorio.

Muletillas
Las muletillas son los sonidos o palabras que surgen, en una presentación oral,  cuando estamos pensando; expresan duda. Entre las más frecuentes encontramos eh, este, digamos, o sea, así que, y, nada, no, no se, bueno, entre otras. Estas palabras son muletillas cuando se utilizan a repetición y su uso no tiene que ver con el sentido de la oración; se utilizan sin ningún significado.
Estas reiteraciones provocan en el receptor una interferencia no deseada y el uso excesivo de las mismas un rechazo al discurso, es por ello que deben ser eliminadas del vocabulario del orador.
Además existe otra forma de vocalización incorrecta que es estirar la última letra de una palabra por ejemplo queeeeeee, esto también causa una interferencia y expresa duda.
El primer paso para eliminarlas es saber que uno las tiene, luego a lo largo de la práctica deberá hacer conciencia sobre cuando las usa y de esta manera ir evitándolas. Cabe destacar que cuando uno más seguro esta de lo que va a decir menos muletillas aparecen.

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